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¿Cómo identificar a un falso profeta?

Milagros, profecías, sueños… ¿son prueba de autenticidad? La escritura nos muestra lo que realmente identifica a un verdadero siervo del Señor.


A muchos que dicen seguir a Jesús se les hace difícil identificar a los falsos profetas. Reconozco que hubo un tiempo en mi vida en el que también me costaba reconocerlos; incluso los seguía y consumía sus enseñanzas. Lamentablemente, en el mundo hispano muchas personas —tanto verdaderos creyentes como otros que solo profesan el cristianismo— siguen, consumen, promueven e imitan enseñanzas falsas, y algunos incluso defienden a estos maestros sin evaluar sus obras a la luz de la Palabra.


Sin embargo, una de las advertencias más consistentes en toda la biblia es sobre los falsos profetas.


Un tema central en la escritura


Dios, en Su amor y cuidado por Su pueblo y Su iglesia, nos advierte sobre hombres y mujeres que han torcido —y siguen torciendo— la verdad de lo que Él ha dicho, arrastrando a muchos al engaño y a doctrinas falsas. Desde el antiguo testamento, vemos a Dios intervenir y advertir sobre los falsos profetas en distintos momentos de la historia de Israel (Deuteronomio 18:20; Lamentaciones 2:14; Zacarias 10:2; Jeremías 5:30; 14:14; 23:25-28, 32).


Todo el nuevo testamento también está lleno de advertencias. Pablo, en sus trece cartas, constantemente alerta a la iglesia. Los apóstoles Pedro, Juan y Judas también advierten sobre pensamientos y corrientes que surgen dentro de las iglesias, arrastrando a algunos al error. El mismo Jesús, Dios hecho hombre, lo hizo de forma categórica: “Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?’. Entonces les declararé: ‘Jamás los conocí; apártense de Mí, los que practican la iniquidad’” (Mateo 7:22-23).


"Tanto en el Antiguo como en el nuevo testamento, encontramos que Dios hace serías advertencias sobre los falsos profetas."

Ahora, necesitamos preguntarnos: ¿Cómo podemos identificar a un falso maestro o profeta que, usando el nombre de Jesús, venga a mi iglesia y haga milagros, profetice o eche fuera demonios? Lamentablemente, hoy vemos personas alabando, exaltando y hasta honrando a estos hombres. Dicen: “¿Está haciendo milagros creativos? Es un ministro de Dios”, o: “¿Está profetizando? Es un ungido, así que no lo cuestiones”. ¿Cómo podemos saber si tales personas son aquellos a quienes Dios llama malvados?


La biblia no solo nos advierte sobre la existencia de falsos maestros; también nos da las características necesarias para identificarlos. Reflexionemos brevemente en dos señales fáciles de observar que nos ayudarán a evaluar a los falsos profetas, ministros y apóstoles actuales.


"Además de advertirnos sobre los falsos profetas a través de Su Palabra, Dios nos proporciona las características necesarias para poder identificarlos."

1. Proclaman engaño


Dios nos advierte por medio del profeta Jeremías sobre aquellos que hablan lo que es distinto a Su Palabra:


He oído lo que dicen los profetas que profetizan mentira en Mi nombre, diciendo: “¡He tenido un sueño, he tenido un sueño!”. ¿Hasta cuándo? ¿Qué hay en los corazones de los profetas que profetizan la mentira, de los profetas que proclaman el engaño de su corazón, que tratan de que Mi pueblo se olvide de Mi nombre con los sueños que se cuentan unos a otros, tal como sus padres olvidaron Mi nombre a causa de Baal? El profeta que tenga un sueño, que cuente su sueño, pero el que tenga Mi palabra, que hable Mi palabra con fidelidad. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano? (Jeremías 23:25-28).


¿Puedes ver a Dios haciendo una comparación entre lo falso y lo verdadero? ¿Puedes notar lo que para Él es importante? Él le da prioridad a Su Palabra por encima de cualquier experiencia personal o sueño subjetivo. Sin embargo, el profeta de estos maestros está en “su corazón”, pues consideran que lo que tienen por decir está por encima de la ley perfecta del Señor.


"Los falsos profetas nunca hablan la verdad con fidelidad."

Al aplicar esto a los falsos maestros de la actualidad, podemos concluir que nunca hablarán la Palabra de Dios con fidelidad. Pueden usar algunos textos para justificar su falsedad, como lo hizo satanás al tentar a Jesús, pero no predicarán fielmente la Palabra. Además, darán prioridad a las experiencias, sueños o falsas revelaciones por encima de la escritura revelada. Hoy vemos cómo enfatizan lo sobrenatural, las nuevas revelaciones, las falsas profecías y los milagros, relegando la biblia a un segundo plano.


Pero ellos no solo tuercen y manipulan la Palabra, sino que también descalifican a quienes sí la predican con fidelidad. Llaman “religiosos” a los que juzgan sus acciones con las escrituras, y afirman que no tienen al Espíritu Santo porque razonan. Exhortan a sus seguidores a alejarse de esos “muertos por la letra”, diciendo que no han alcanzado la “nueva dimensión espiritual”. En verdad es triste ver iglesias llenas de seguidores de estas fábulas, que además salen en defensa de sus falsos apóstoles y profetas, diciendo: “¡No juzgues al ungido de Dios!”


"Los falsos profetas enfatizan lo sobrenatural, las nuevas revelaciones, las falsas profecías y los milagros, relegando la biblia a un segundo plano."

2. Buscan su propio provecho


En el nuevo testamento, el apóstol Pedro también señala un rasgo clave que nos ayuda a identificarlos:


Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre ustedes, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró, trayendo sobre sí una destrucción repentina. Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. En su avaricia los explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida (2 Pedro 2:1-3).


Nuevamente, Pedro resalta que estos maestros no están interesados en hablar con fidelidad. Sin embargo, añade comentarios clave acerca de sus deseos. Dice que “muchos seguirán su sensualidad” y que “en su avaricia los explotarán”. En otras palabras, usan a las personas para satisfacer sus deseos sensuales y para sacar provecho económico de ellas. Torciendo la Palabra, prometen lo que Dios no ha prometido a cambio de ofrendas. Hacen la misma oferta que Satanás le hizo a Jesús: “Otra vez el diablo lo llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: ‘Todo esto te daré, si te postras y me adoras’” (Mateo 4:8-9).


Lamentablemente, muchos seguirán sus engaños, persiguiendo la gloria de este mundo: los reinos, la fama, las riquezas pasajeras. Irónicamente, la experiencia nos muestra que, quienes creen en estas mentiras, solo terminan enriqueciendo a los maestros. Lo vemos claramente hoy en el falso evangelio de la prosperidad y el movimiento apostólico-profético.


"Los falsos profetas usan a las personas para satisfacer sus deseos sensuales y para sacar provecho económico de ellas."

Volviendo al camino correcto


Entonces, concluimos que solo hay una manera de identificar a un falso profeta: conociendo la verdad con precisión. Dios ha dicho que Su Palabra es la verdad (Juan 17:17), y nos invita a manejarla correctamente (2 Timoteo 2:15). Solo cuando conocemos fielmente la biblia, podemos identificar lo falso. A modo de ánimo, quiero dar tres exhortaciones finales:


  • Si eres un falso profeta o te has visto reflejado en estas características, el juicio de Dios sobre tu vida es contundente. Al final de tus días, Jesús mismo te dirá: “Apártate de mí, nunca te conocí”. Por lo tanto, corre a Cristo, arrepiéntete y pide al Señor que te lleve a la verdad.


  • Si eres un seguidor de un falso profeta, antes de defenderlo sin fundamentos, estudia la Palabra de Dios. Ella es nuestra máxima autoridad. Júzgalo todo con las escrituras. Recuerda que el uso del nombre de Jesús o la mención ocasional de la biblia no son garantías de que alguien sea un verdadero ministro de Dios.


  • Si ya saliste de este tipo de prácticas, no te llenes de orgullo. Recuerda que fue la gracia de Dios la que te sacó de allí. Ora para que el Señor use Su Palabra para traer luz a otros. Que el Espíritu Santo te guíe a toda verdad: la verdad de Su Hijo y la verdad de Su Palabra.

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©2013 por Luis Jefferson Tumailla

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