Devocional día 33: La fidelidad de Dios

Devocional cristiano - Tema: La fidelidad de Dios

Fidelidad eterna de nuestro Dios

“Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.” Salmos 100:5

No hay atributo más constante, más tierno, más evidente en la historia del pueblo de Dios que Su fidelidad. Desde el Edén hasta el Apocalipsis, Dios ha permanecido fiel —no por obligación, sino por naturaleza. Él no cambia, no titubea, no olvida. Lo que dice, lo cumple. Lo que promete, lo sostiene. Y lo que comienza, lo perfecciona.

Cuando los hombres fallaron, Dios fue fiel.

Cuando Israel se desvió, Dios fue fiel.

Cuando tú y yo dudamos, Él sigue siendo fiel.

Su fidelidad no depende de nuestro comportamiento, sino de Su carácter. Por eso el salmista puede cantar sin temor: “Para siempre es Su misericordia, y Su verdad por todas las generaciones.” Lo que Él ha sido para nuestros padres, lo será para nosotros, y lo será también para nuestros hijos. Su fidelidad no tiene fecha de expiración.

En hebreo, la palabra usada aquí para “verdad” es ’emunáh’ (Strong’s H530)—que también se traduce como firmeza, seguridad, estabilidad. No es solo que Dios dice la verdad; es que Él mismo es la Verdad. En un mundo que cambia a cada instante, Su fidelidad es el ancla que no se mueve.

Recordemos cómo Jeremías, en medio de ruina y dolor, se aferró a esta misma verdad. En el lamento más crudo, él declara:

“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!” Lamentaciones 3:22–23

"¡Qué glorioso es tener un Dios así! Uno que, cuando amanece, ya ha renovado su misericordia. Uno que, aunque lo neguemos con nuestras acciones, permanece fiel porque no puede negarse a sí mismo." 2 Timoteo 2:13

Cuando las puertas se cierran, Dios sigue siendo fiel.

Cuando el tiempo parece detenerse, Dios sigue siendo fiel.

Cuando el corazón duda, Su fidelidad lo sostiene.

El apóstol Pablo, al escribir a los Corintios, les recuerda:

“Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.” 1 Corintios 1:9

No fuimos llamados a una religión, fuimos llamados a una comunión. Y en esa comunión, Su fidelidad es el hilo invisible que nunca se rompe.

¿Puedes mirar atrás y ver cuántas veces Él fue fiel cuando tú no lo fuiste? ¿Cuántas veces te sostuvo cuando no sabías ni cómo orar? ¿Cuántas veces su fidelidad abrió caminos que no imaginabas?

No olvides alabarle.

No olvides proclamar Su fidelidad en voz alta.

No olvides contarle a otros cómo te ha sostenido.

Porque cuando abrimos nuestros labios para exaltar Su fidelidad, nuestra alma también es fortalecida.

Y si Él fue fiel ayer lo será también hoy. Y lo será mañana. Y por la eternidad.