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Mira más allá de la apariencia (Parte 2)

Predica cristiana: Mira más allá de la apariencia (Segunda Parte)

Lectura Bíblica: Lucas 11:45-54

Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros. Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis. ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres! De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán, para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación. ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.

INTRODUCCIÓN


En el mensaje anterior definimos a un fariseo como alguien con estricto apego a las cosas externas, en lugar de lo que hay dentro del corazón. La palabra “fariseo” en hebreo es “parushim”, que significa “separados”.


Su característica era mantener el enfoque en la pureza ritual y la separación de lo que consideraban impuro. Y, debido a que sus vidas eran una mera apariencia, el Señor usó la palabra “hipócritas” para calificar los encuentros con ellos. Por otro lado, no fue sorpresa ver en la casa del fariseo también a los escribas.


Ellos, por ser expertos en la ley mosaica y copistas de textos sagrados, estaban muy ligados a los fariseos. En algunos contextos, se les llama “abogados” debido a su papel en la interpretación y aplicación de la ley.


Según la historia, los escribas eran los maestros de los fariseos, así que podemos tener una idea de quiénes eran estos personajes confrontados por Jesús en la misma casa. Los escribas, junto con los fariseos, conformaban el Sanedrín, un tribunal judío compuesto por 70 hombres, siendo ellos el cuerpo de “jueces” que interrogaron a Jesús antes de ser sentenciado a ir a la cruz.


Ahora bien, si Jesús calificó a los fariseos como hipócritas, los escribas superaron a estos por ser ellos los intérpretes de las Escrituras y enseñarlas al pueblo. Ellos fueron como los “hipócritas de cuello blanco” o los “hipócritas respetados”. ¿Qué los hizo ser así?


Ellos añadieron más de 600 leyes a la Palabra de Dios, dando con esto origen a la llamada “tradición de los ancianos”. Estas leyes gravosas eran imposibles de cumplir, y la gente se derrumbaba bajo su peso. Para ellos también hay tres fuertes “ayes”, porque superaron en su apariencia a los fariseos, llegando a ser, algo así, como los “mejores hipócritas” según la calificación hecha por Jesús. Veamos cómo actúan.


1. HAGAN COMO LES DIGO, PERO NO COMO YO HAGO


A. La verdad nunca será una ofensa (versículo 45).


Cuando los escribas vieron a Jesús en la casa del fariseo, también entraron. Esta gente era quienes más seguían a Jesús, pero no para ser sus discípulos, sino sus antagonistas. ¿Ha estado en alguna situación donde alguien está hablando a otra persona y usted se da por aludido? Bueno, eso pasó en la casa del fariseo. Todos los allí sentados escucharon de Jesús las palabras a los fariseos: “…pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. Necios…” (versículos 39-40).


Jesús nunca pidió disculpas cuando supo que sus palabras ofendían, porque eran la verdad. Él les dijo a los escribas y fariseos siete veces “hipócritas”, y no se disculpó con ellos. Lo expuesto por Él aquí pone a un lado ese concepto falso de amor que opina que es “cruel” decirle a alguien que está equivocado cuando está haciendo algo en contra de la Palabra de Dios.


Jesús llamó a las cosas por su nombre. Para Jesús, los grandes males necesitaban grandes remedios. De acuerdo con esta posición de enfrentar a los escribas y fariseos, el más sincero amigo de nuestras almas no es aquel que siempre nos habla con suavidad y está de acuerdo con todo lo que decimos, sino aquel que nos confronta con la verdad.


B. ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! (versículo 46).


Vamos a imaginarnos la escena en la casa del fariseo. Ya el fariseo y los otros de la misma escuela fueron confrontados, pero como aquella era una asamblea libre, cuando uno de los escribas pidió la palabra para presentar sus argumentos para justificarse, Jesús pudo ver la mano levantada de uno de ellos, diciendo: “—Maestro… nos has insultado a nosotros también con lo que has dicho”.


Y ahora veamos a Jesús, diciendo algo así: “Disculpen, ¿los omití? Bien, abogados, ¡es hora de que ustedes también asuman la responsabilidad!”. Y cuando les dice: “¡Ay de vosotros también…!”, esa declaración presagiaba otra fuerte reprimenda. Este abogado probablemente pensaría: “¿Para qué levanté la mano?”.


Estos hombres habían hecho de la ley unas reglas y tradiciones que eran una pesada carga para los demás. Imponían a la gente condiciones insoportables, con una serie de prohibiciones, pero ellos mismos no las cumplían.


Se cuenta de dos hermanos gemelos: uno se hizo pastor y el otro médico. Era casi imposible distinguirlos. Un hombre se acercó a uno de ellos en la calle y le preguntó: “¿Eres el gemelo que predica?”, y él respondió: “No, soy yo el que practica”.


C. “…pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis” (versículo 46b).


La palabra “carga” aquí es la misma usada en Hechos 15:28 para referirse a una carga pesada, aunque en Hechos 27 se utiliza para describir la carga de un barco. Una carga increíblemente pesada que nadie podría soportar.


Con esto, Jesús señala a ese grupo cuyo estilo de vida era exigir a través de sus rituales y tradiciones que los hombres llevaran una serie de prohibiciones. Sin embargo, quienes imponían estas normas no estaban dispuestos ni siquiera a hacer el menor esfuerzo por cumplirlas ellos mismos, ni “tocarlas con un dedo”.


Es decir, mientras el pueblo se esforzaba por no faltar a ninguna regla, los líderes religiosos se eximían de la misma responsabilidad, mostrando un doble estándar. Jesús revela cómo la autoridad espiritual puede corromperse cuando se utiliza para controlar, pero no para servir.


En este encuentro, la frase se convierte en una crítica que desenmascara la apariencia de religiosidad y la falta de compasión genuina. Debemos procurar enseñar la Biblia con precisión, claridad y franqueza.


No ayudamos a nadie cuando imponemos a la Biblia obligaciones legalistas o interpretaciones fantasiosas que nos desvían del punto principal del pasaje. La enseñanza expositiva de la Biblia nos hace vivir en libertad y aplicarla.


2. ES MÁS FÁCIL ADMIRAR A LOS MUERTOS, QUE IMITAR A LOS VIVOS


A. Honrando a los antepasados mientras rechazas a los de ahora (versículo 47).


Jesús trae a la memoria un hecho que los escribas sabían muy bien, pero son hipócritas al hacer otra cosa. Al edificar los sepulcros de los profetas, a quienes sus padres habían matado, ellos eran testigos y consentían en esos hechos del pasado.


De esta manera, hasta se felicitarían a sí mismos por haber construido monumentos a los profetas anteriores, mientras que al mismo tiempo rechazaban el testimonio de los presentes, como al profeta Juan el Bautista.


Pero lo que era peor, ellos estaban rechazando al mayor profeta de la historia humana, al mismo Señor Jesucristo. De esta manera, los únicos profetas que admiraban estaban muertos: fuera de la vista y fuera de la mente.


Porque es mucho más fácil admirar a los cristianos fallecidos que imitar a los cristianos vivos. Los muertos no pueden confrontar, y los que sí pueden hacerlo, los rechazan. Mayor hipocresía no podía ser vista. ¿Nos pasa esto a menudo?


B. “…porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros”.


Esta frase pronunciada por Jesús denuncia la hipocresía de los escribas y fariseos al honrar exteriormente a los profetas del pasado, construyendo sus sepulcros y monumentos, mientras que en sus corazones comparten el mismo rechazo que sus antepasados que los asesinaron.


Edificar los sepulcros parece un acto de respeto, pero en realidad los convierte en cómplices porque, aunque no cometieron el crimen literalmente, aprueban la misma actitud al rechazar a los profetas vivos y al propio Jesús.


Es más fácil elogiar a quienes ya no pueden confrontarnos que imitar a quienes, con su vida y mensaje, nos llaman a cambiar. Así, Jesús muestra que la verdadera fidelidad no consiste en honrar el pasado con gestos vacíos, sino en responder con humildad y obediencia a la verdad que Dios revela en el presente.


La construcción de sepulcros se vuelve un símbolo de una religiosidad superficial, que prefiere ritos y monumentos antes que la transformación del corazón.


Las palabras de Esteban antes de morir revelaron lo expuesto aquí por Jesús (Hechos 7:51-53). Hacían caso omiso de sus consejos y enseñanzas y, sin embargo, aparentaban respetar sus sepulturas. Vivían de sus glorias pasadas, pero deshonraban a quienes ahora los confrontaban severamente.


C. La demanda de la sangre de los profetas a esta generación (vers. 50).


Aquella generación de Israel sería juzgada. De eso ya hemos hablado cuando nos referimos a Nínive y a la reina del Sur que se levantarán y la condenarán, porque rechazaron la señal mayor. Las palabras de Jesús aquí son muy fuertes al hacer culpable a su generación de la sangre de los profetas por ser consentidores y hasta aprobaban lo hecho por sus antepasados.


Note cómo Jesús va hacia el mismo Génesis y pone al mismo Abel como el primer profeta martirizado (no sé si sabía que Abel fue profeta), y llega hasta Zacarías, quien pereció entre el altar y el santuario, como el último.


Y al recordar que fue Caín quien mató a su hermano Abel, Jesús lo pone como ejemplo de lo hecho al resto de los profetas, quienes denunciaron el pecado y la maldad de su pueblo. ¿Y por qué Jesús hizo alusión a la anticipada muerte de Abel como profeta?


Porque sería a través de la línea de Abel que vendría Jesucristo, la verdadera descendencia de la mujer prometida a Adán y Eva de acuerdo con Génesis 3:15 y Hebreos 11:4.


De esta manera, si el asesinato de Abel anticipó el asesinato de futuros profetas, llegando hasta Zacarías, el último de ellos (2 Crónicas 24:20-22), el asesino Caín sería como el representante de Satanás para los futuros casos de seguir matando a los profetas, entre los que también vendría el de nuestro Señor Jesucristo.


3. SI LA VERDAD TE CONFRONTA, MANTENTE FIRME RESISTIÉNDOLA


A. Quitando la llave del conocimiento (versículo 52a).


Se ha dicho que este tercer “ay” pudiera ser el más devastador de los tres. Esto, porque en este texto Jesús habla de la “llave del conocimiento”. ¿A qué se refiere Él con esto?


Es la llave al conocimiento de la salvación que se abre solo mediante la fe en Cristo. ¿Cómo le quitaron los escribas esta llave a la gente? Mediante una interpretación errónea de la ley de Moisés, y a través de sus falsas enseñanzas.


Enseñaban que la justicia se obtenía guardando la ley. Pero las Escrituras del Antiguo Testamento enseñan lo contrario. Las Escrituras del Antiguo Testamento enseñan que solo la confianza en el Mesías prometido traería la verdadera justificación. La llave del Antiguo Testamento es Cristo. Cristo es la figura central. Cristo es la llave que abre la puerta al cielo.


Pero estos intérpretes de la ley —los supuestos expertos en la ley de Moisés— no podían verla. Simplemente carecían de la llave. Malinterpretaron las Escrituras que estudiaban con frecuencia. Por lo tanto, le quitaron al pueblo la llave del conocimiento mediante sus falsas enseñanzas. De esta manera, quienes podían abrir la puerta la cerraron para ellos y para los demás. A esto Jesús se presenta como la puerta (Juan 10:9).


B. Ni ustedes entran ni dejan a otros entrar (versículo 52b).


Esta parte de este texto pareciera ser la cumbre de la reprensión de parte de Jesús a esos hombres llamados “escribas”. Esta es la más severa denuncia a la hipocresía y la falta de autenticidad de estos líderes religiosos.


La frase “no entran” revela una condenación anticipada, porque todos ellos no estaban viviendo según la voluntad de Dios, ni experimentando la salvación que Él ofrece. Este es un cuadro triste porque nadie como estos hombres para saber el contenido de las Escrituras, cuya invitación constante es para que los hombres se vuelvan a Dios en arrepentimiento y entrega a Él.


Por otro lado, la otra oración “y a los que entraban se lo impedisteis” los hace doblemente responsables. ¿Cómo estaban haciendo ellos esto? En la medida en que ellos estaban enseñando y aplicando la ley de manera incorrecta, solo lo externo, estaban impidiendo a los demás entrar al reino de Dios. Eso es un asunto serio.


Para nuestra propia vida, este pasaje es una invitación a reflexionar sobre nuestra relación con la Palabra de Dios y nuestra influencia en otros. Nos recuerda que es importante buscar la comprensión y la aplicación correcta de la ley y la Palabra de Dios, y que nuestras acciones y enseñanzas pueden tener un impacto significativo en la vida de otros.


CONCLUSIÓN:


Jesús ha herido el orgullo de estos hombres, y ellos no lo van a soportar, de allí la reacción de estos últimos versículos (versículos 53-54). ¿Cómo reacciona usted ante las críticas si ellas te confrontan por no aplicar la Palabra oída?


Puede que no tenga las mejores razones para criticarte, pero ¿te has parado a pensar si tiene razón? El sabio dijo: “No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; reprende al sabio, y te amará. Da instrucción al sabio, y será más sabio aún; enseña al justo, y aumentará su saber” (Proverbios 9:8-9). ¿Es usted un creyente solo de apariencia?

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©2013 por Luis Jefferson Tumailla

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